Madre soltera y promiscua del barrio / Personales


Me divorcié de mi marido hace 4 años y durante la mayor parte de ese tiempo fui célibe, cuidando de mis hijos y del trabajo. Mi vida sexual entonces giraba en torno a una masturbación rápida los sábados en la ducha, aunque a menudo lo dejaba porque me pillaban. Eso cambió hace unos meses. Nos mudamos a un nuevo barrio y necesitaba ayuda con problemas típicos de los hombres. Un vecino acudió en mi ayuda. No sé cómo ni cuándo, pero terminó con mi culo en la encimera y su grueso pene entre mis nalgas. Volví a sentirme mujer. Sentí ganas de sexo otra vez. Desde entonces, le he pedido ayuda a menudo a alguno de mis vecinos, y a cambio le ofrezco mis servicios.

2025-06-03 / / El Salvador